Publicación
Mario Vargas Llosa estudió dos años de educación secundaria en el
Colegio Militar Leoncio Prado, entre 1950 y 1951, y esta vivencia o
“aventura” (como él mismo la llama) lo marcó profundamente, al punto que
cuando años después estuvo convencido de que sería escritor (hacia
1956), tuvo muy en claro que su primera novela debía basarse en esa
experiencia escolar. Pero razones de tiempo impidieron que entonces se
pusiera manos a la obra. Fue recién cuando partió becado a España, cuando pudo disponer de tiempo libre. Comenzó a escribir la novela en el otoño de 1958 en Madrid, en una tasca de Menéndez y Pelayo llamada «El Jute», que hoy es un restaurante con otro nombre, y la terminó en el invierno de 1961, en una buhardilla de París.
El proceso de escritura y reescritura de esta obra fue muy agobiante. Vargas Llosa lo confesó a Abelardo Oquendo en una carta que le escribió a principios de 1959:
En la novela avanzo y me retuerzo. Me cuesta mucho trabajo… Me paso
horas enteras corrigiendo una página o tratando de cerrar un diálogo y
de pronto me lanzo a escribir sin parar una docena de páginas. No tengo
la menor idea acerca de cómo está saliendo, pero me siento embriagado.
Escribir es lo único realmente apasionante que existe.
El borrador de la novela abarcaba 1.200 páginas y Mario lo presentó a
diversas editoriales españolas y latinoamericanas, pero todas la
rechazaron. Si bien en España acababa de ganar el premio Leopoldo Alas gracias a su libro de cuentos Los Jefes
(publicado en 1959), con su primera novela surgía un escollo
aparentemente imposible de superar: la censura franquista. En París hizo
leer su manuscrito al hispanista francés Claude Couffon, que quedó encantado con el relato y le sugirió que encargara su publicación al editor Carlos Barral, de la editorial Seix Barral de Barcelona, ya que era el único que podía encontrar la manera de evadir hábilmente la censura.
Antes de leer el manuscrito, Carlos Barral recibió de sus asesores un
informe muy negativo sobre la obra. Pese a ello, el editor barcelonés,
un día en que se encontraba aburrido, encontró el original guardado en
el cajón de un escritorio de su oficina en Seix Barral y lo leyó. Desde
el primer momento quedó maravillado con la narración, proponiéndose
hacer todo lo que estuviera a su alcance para difundirla. Pero sugirió a
Mario que previamente presentara la novela al Premio Biblioteca Breve, y tal como lo había previsto, resultó ganadora. Uno de los miembros del jurado, el célebre crítico español José María Valverde, dijo que la obra era «la mejor novela de lengua española, desde Don Segundo Sombra.»(novela esta que había sido publicada en 1926).
Luego de unas largas negociaciones para esquivar la censura franquista, la obra fue publicada en 1963. Obtuvo enseguida el Premio de la Crítica Española, y estuvo a punto de obtener el Premio internacional Prix Formentor, perdiéndolo por un solo voto.
Origen del título
El primer título que tanteó el escritor para su novela fue La morada del héroe, que cambió luego por Los impostores, aunque sin quedar satisfecho. Estando en Lima se encontró con su amigo, el crítico peruano José Miguel Oviedo,
a quien consultó sobre esta disyuntiva. Oviedo, que ya había leído la
obra con un grupo reducido de amigos, sugirió el nombre de La ciudad y las nieblas, por alusión a la niebla
que siempre cubre la zona costera donde se halla el colegio militar y
que es aludida frecuentemente en la novela. Como no convencía a Mario,
entonces Oviedo se sacó de la manga otro nombre, La ciudad y los perros, por alusión a los “perros” o cadetes de tercer año, personajes de la novela. Mario, entusiasmado, exclamó entonces: «Ese es el título», y así fue como quedó bautizada la primera novela del escritor.
Argumento
La obra está ambientada en el Colegio Militar Leoncio Prado,
donde adolescentes y jóvenes internos reciben formación escolar
secundaria bajo una severa disciplina militar. Se narran las diferentes
historias de unos muchachos que descubren y aprenden a convivir con una
forma de vida alienante que no les permite desarrollarse como personas, y
donde se les somete y humilla. No obstante, a través de este sistema,
algunos encuentran la fortaleza necesaria para asumir sus retos.
Vargas Llosa critica la forma de vida y cultura castrenses, donde se
potencian valores determinados (agresividad, valentía, hombría,
sexualidad, etc.) que mutilan el desarrollo personal de los muchachos de
ese internado. Con gran profusión de personajes, las vidas de estos se
van entrecruzando, hasta tejer el tapiz de la obra. El nudo del relato
se concentra en torno al robo de las preguntas de un examen, que es
delatado por un cadete apodado el Esclavo, quien luego muere,
presumiblemente a manos de otro cadete apodado El Jaguar. Otro cadete,
el Poeta, tratará infructuosamente de denunciar al Jaguar. Todo ello
enfrentará a los cadetes entre sí, y a todos ellos con las autoridades
del colegio, que son a la vez oficiales del ejército.
El epílogo de la novela certifica lo que ha sido el colegio para los
protagonistas: una estación de paso que los ha formado o deformado, para
integrarlos a la sociedad civil.
Escenarios
El escenario principal es el "Colegio militar de Lima" (nunca
menciona Leoncio Prado, ya que según la teoría literaria del autor todo
en literatura es ficción), cercano al mar y rodeado de descampados o
chacras. La entrada principal del colegio, vigilada por un puesto de
guardia, es llamada La Prevención, que es a la vez el nombre de la
edificación donde son consignados (castigados con reclusión) los cadetes; cerca se halla un patio exterior donde está la estatua del héroe Leoncio Prado.
Desde La Prevención se divisan tres bloques de cemento donde están las
cuadras de tercero, cuarto y quinto año. Más adentro se halla un
estadio, la pista de atletismo y unas tribunas de madera desvencijadas;
también una piscina, ante la cual se alza una construcción sostenida por
cuatro columnas, conocida como La Glorieta.
Otros escenarios son los barrios de Lima, donde viven los personajes principales: el distrito de Lince (el Esclavo) y el distrito de Miraflores (Alberto Fernández). También la calle Huatica en el distrito de La Victoria, sede del burdel más famoso de la capital.
En las historias alternas del Poeta y del Esclavo se mencionan otras arterias principales de Lima: la avenida Nicolás de Piérola,
la avenida Alfonso Ugarte, la avenida Salaverry, así como algunas de
las principales plazas capitalinas. El escenario de las historias
alternas del Jaguar es el distrito de Bellavista y otros sectores del Callao.